Estos escritos autobiográficos tienen
como intención el contar por propia voz todo aquello que ha tenido
que ver con una evolución estética y ética, pues es aquí en los
talleres donde se hacían fallas - entorno bastante hostil a
cualquier cambio estético- mi sensibilidad iba construyéndose y
creciendo a pesar de ello. Constará de varios escritos que se irán
adjuntando periodicamente con fecha y número
7 julio 2012 algo de biografía y
radiografía 1.
Haber introducido una propuesta
innovadora -algunos la consideran aberrante-, en un contexto donde
arcaísmo y tradición son venerados como a un Santo Patrón, me ha
llevado a tener que escribir y documentar unas páginas sobre este
interesante y peculiar hacer. Hacer fallas. Hacer al que le dediqué
cuarenta y cinco años, desde que me inicié como aprendiz hasta que
las circunstancias hicieron que lo dejase en el año 2002. Como se
podrá ver, esta evolución no fue un capricho, fue una toma de
conciencia y la ilusión de una actitud inconformista. Nunca he
tratado de cambiar la fiesta, sino plasmar, otra visión, otro
camino, más en acuerdo, con una voluntad sincera, voluntad a la cual
todavía le tengo fidelidad. Voluntad de desarrollo y de modernidad,
y también por qué no, de compromisos.
Este compromiso con el devenir creativo
y cultural, tuvo y tiene sus detractores los conservadores de una
manera de hacer. Pienso que cada autor necesita sus maneras y para
comprender esto, como es obvio, se tiene que estar abierto.
Las fallas poseen la virtud de regalar,
de hacer regalos. Esa virtud de la que nos habla Nietzsche en su
Zaratustra. Una virtud que nos permite el dispendio artístico y el
derroche creativo. Esta virtud que tiene la falla permite la cercanía
con la gente, en la calle, el espacio público de todos. Un espacio
público por el que pululan diversidad de pensamientos, caracteres y
gustos muy particulares. Para todos ellos se hacen las fallas y para
que todos las entiendan y disfruten, tenemos el arte, la diversidad
manifiesta del arte, cualquiera que fuese su estética. El camino en
el arte, como en todo, son pasos que se dan en el pensamiento y
desarrollo de uno.
Para mí una falla -esto lo descubriría
en el tiempo, cuando comencé a pensar por mí mismo y a prescindir
de lo aprendido- es una estructura, un soporte, en el que va impresa
la sensibilidad, el ingenio, la intención y la ética de su autor y
en este hacer, su carácter se identifica. Estas premisas harían
que eligiese mi propio lenguaje estético y una ética más
comprometida. Por ello prefiero el arte, a una artesania banal,
tradicional. Esta es la razón para que mis fallas fueran
evolucionando.
Esto no fue fácil para mí. Nací en
1944 día 2 de enero en plena dictadura. Una dictadura dura y
duradera que nos sumió a muchos en una ignorancia brutal. Una
dictadura a la cual le debo el retraso de conocimientos,
entendimiento y vivencias de las cosas importantes para un desarrollo
justo.
Por naturaleza tuve la inmensa suerte
de que aflorase en mí una disposición encaminada hacia la actividad
creativa, además de una actitud e inquietud inconformista. Supongo
que esto hizo despertar mi curiosidad, la rebeldía y el interés por
todo aquello que nos permite desarrollarnos para ser independientes.
Mi formación es autodidacta. Me
considero una persona abierta. Prefiero la diversidad, la riqueza
estética del individualismo, en lo que se refiere a la actividad
creativa.
Esta individualidad me alejaría del
colectivo de artesanos falleros. Aunque sí pagué mis cuotas durante
los años que ejercí. Mi pertenencia en él no fue muy afortunada.
No conecté con su ideario, los caminos eran distintos. Esto, no
impediría que yo realizase una obra personal, dentro de este pequeño
mundo (micro-mundo).
Inicios.
En las fallas -cosas del azar- me
introdujo Antonio Ferrer Jorge, un vecino del barrio donde yo vivía
(Plaza de Mirasol) y era en el año 1957.
Cuando pisé por primera vez un taller
donde se hacían fallas, me pareció, en mi ignorancia o mi fantasía,
el mejor de los mundos. Creía haber entrado en un lugar mágico,
aparentemente mágico -a pesar de todo sigue siéndolo-, un lugar en
el que, pasado un tiempo y junto con otros autores, protagonizaría
los cambios, las innovaciones que harían evolucionar el inamovible
mundo de las fallas, Santuario conservador, donde al parecer todo
tenía que ser como había sido siempre. Cosa que nunca entendí,
aunque como se verá sí tenía su lógica.
En un taller donde se hacían fallas
abundaban los profesionales. Había tantos profesionales como
maestros y tantos maestros como oficios; pero artistas creativos
había pocos, quiero decir en mi época de aprendizaje, en mis
inicios como aprendiz.
Con los profesionales se aprende el
oficio. Yo estuve trece años de taller en taller aprendiendo el
oficio de hacer fallas con muy pocas diferencias plásticas y
estéticas. Salvo el gusto expresivo de algún maestro escultor las
estéticas el acabado (texturas) era el mismo en todos. Esto
enfatizaría el estilo barroco que daría nombre a un gusto o una
manera de hacer llamada falla "clásica".
Los maestros, mis maestros (yo tuve
muchos) tenían algunos titulación, formación académica. Sabían
hacer muy bien lo que gustaba. Sabían hacer reír con un ingenio y
un humor muy crítico y muy popular –tenemos que tener en cuenta
que había una dictadura–, dentro de las limitaciones, transgredían
a veces lo prohibido, pero no había nada de experimentación
creativa moderna y eso que el Arte Moderno y las vanguardias estaban
explosionando en el mundo libre. Sé de algunas dictaduras, y otras,
que no lo parecen, están en contra del Arte Moderno, pero de esto
como de otras cosas me enteré mucho mas tarde. Quiero suponer que el
aislamiento fue la causa de nuestro atraso creativo o ¿sería la
falta de inquietudes? Mucho más tarde descubriría, que el Arte
Moderno, hace que evolucionemos y nos desarrollemos intelectualmente,
manteniéndonos despiertos y abiertos.
En 1961 y hasta 1964 hubo un artista,
una excepción, un autor que dibujaría unas propuestas más
creativas y, creo, más intelectuales, el comienzo de un camino hacia
la modernidad (véase "La Festa de les Falles". GENERALITAT
VALENCIANA Vicent Borrego i El Vessant Estètic. ADEF). El autor
Ricard Rubert, quizá presionado, dejó las fallas, emigró y con él
cualquier posibilidad de un cambio sustancial. En su entorno no había
inquietudes, estaba solo. Su estética, su discurso, su carácter de
independencia, parece que molestó a muchos maestros artesanos (los
Artistas creativos siempre molestan) pero tengo entendido, no molestó
a las comisiones para las que realizó sus fallas. Parecía, que otra
concepción estética fuera de los parámetros impuestos y
establecidos no era viable y eso que estas fallas todavía eran, creo
yo, partícipes del barroquismo. Fue para la fiesta una gran torpeza
dejarlo marchar.
Si se aludía al arte moderno en las
fallas (el arte que parece molestar a unos...) era para burlarse de
él, para denostarlo. Hoy se habla de arte. Algunas comisiones y
también unos pocos artesanos sin prejuicios admiten la modernidad
del monumento. Otra estética y más compromiso ético es posible, de
lo cual me alegro como autor y ciudadano.
Si primero estuve trece años de taller
en taller, aprendiendo, luego estuve trece años más intentando
olvidar lo aprendido.
Salvo pequeños descubrimientos que me
iban surgiendo en el camino, todo se repetía. Si había cambios en
la estética era lentamente (para mí el Arte Moderno era
desconocido), los rasgos de las figuras (ninots) se transformaban por
la rapidez en la ejecución, a veces una figura por día.
Estos rasgos rasgos parecían huir de sí mismos y de toda
influencia. Se trabajaba dando soluciones, aprendí a eliminar lo que
yo encontraba superfluo en mi manera de hacer. Estructura, modelado y
pintura sufrían, y y con ellos, todas sus evoluciones, por
fidelidad al devenir, al inconformismo y al encuentro con lo
desconocido.
Casi todo lo aprendería haciendo
fallas, pues su virtud, esa virtud de la que he hecho referencia
antes, obligaba a cultivarse para poder comunicar, pero para poder
cultivarme tuvieron que pasar unos años, cuando, comencé a tener la
consciencia clara, puesto que en la época de mi adolescencia y mi
juventud la cultura y la información en mi entorno, brillaban por su
ausencia. Como ya dije antes, me tocó vivir un largo periodo de
oscuridad, que iría iluminándose a partir de la Transición.
Por ello, mi hacer, lo que yo he
realizado, lo vivido, lo divido en dos partes: lo que pertenece al
oficio aprendido, enseñado, lo tradicional con un toque personal y
lo particular, lo irracional reflexionado, el sentimiento
comprometido.
Si escribo esto es porque me duele que
en estos tiempos todavía haya sectores donde la luz no llega y la
oscuridad se manifiesta.
Hoy no se está solo como estuvo Rubert
y no hay una dictadura. Hoy hay inquietudes que atender. Necesidades
que expresar. Los autores hoy son, parafraseando a Albert Camus unos
... solidarios, solitarios.
11 julio 2012. Algo de biografía y
radiografía 2.
A finales de los setenta hubo un
despertar, una inquietud y se hablaba más. Los acontecimientos se
sucedian unos a otros rápidamente. Esto hacía que te informaras
mejor antes de hablar si no querías meter la pata. Así y todo era
lo mejor que te podía pasar, para saber.
Aunque con alguna divergencia, surgió
un grupo con inquietudes. Se discutía y se opinaba de todo. De este grupo -no todos agremiados-
nacería una sana amistad. Un día por mutuo acuerdo decidimos
robarle un poco de tiempo al trabajo de taller (los sábados por la
mañana) y emplear esas horas en hacer itinerarios culturales. Salir
a pintar, visitar algunos pueblos de la comarca y sus museos, ir en
busca de algún libro interesante, librerías como París Valencia
(por cierto aquí me inicié en literatura anarquista, Ricardo Mella,
y Ramón Liarte entre otros). Si hacía mal tiempo era el taller de
uno de nosotros donde se charlaba, se pintaba un bodegón o se
modelaba una forma libremente, que se volvía interesante. Cualquier
pretexto era válido para salir de la rutina. La cuestión, poder
hablar de cosas que no tuviesen relación con el trabajo cotidiano.
Era como una asignatura pendiente. Creo que jamás me había reído
conscientemente tanto.
Nos creamos una ilusión, que luego
revertiría en nuestro hacer. Pero como suele pasar, con el tiempo,
fue cesando la euforia, las necesidades no eran las mismas, algunos
teníamos hijos y pronto volvimos a nuestras cosas a nuestro camino
particular.
Lo vivido en este corto periodo de
tiempo fue decisivo, alentador y dio sus frutos. Con un poco más de
información y conocimiento ya no se podía parar ya solo pensabas en
hacer. La puerta se abría y todo iba transformándose.
En 1982 hice una falla a partir de una
ilustración. Esta marcaría el inicio de un cambio. La imagen, unos
frágiles tulipanes emergiendo del centro de una carretera, rompían
el asfalto. Un brote de naturaleza que irrumpía a pesar... No suelo
utilizar ilustraciones pero, demasiado bella para no hacerlo.
Con esta propuesta renunciaba al
clásico ninot como tema central de una sección llamada especial,
por lo grandes que son y no por otra cosa. Lo especial no tiene por
que tener tamaño.
Quería exponer algo utópico, el lugar
en el que presumiblemente viviríamos felices. Algo idealista. La falta de madurez y la prisa por
comenzar hizo que buscase colaboración, la de José Soriano. Me
faltaba tiempo para desarrollarla solo. La utopía que yo pensaba, se
esfumó y pasé a un tema que hablaba de automatismo. De mi utopía,
pasé a su utopía, una utopía de Naturaleza Muerta. Tenía que
haberla reflexionado más, pero con un taller en marcha, no hay
reflexión posible. Cuando se trata de expresar, o de crear, mejor
estar solo. La creatividad necesita de más calma, menos gente en tu
entorno, más tiempo para llevarla a cabo, más confianza en uno
mismo. Así y todo fue una buena falla. Aprendía la lección. Así
se frustró mi primera utopía.
José Soriano Izquierdo fue una persona
necesaria para mí: daba gusto hablar con él, era culto. Justo lo
que yo necesitaba alguien para conversar y aprender y aprendí mucho.
Hombre tranquilo, amable y siempre dispuesto para ayudar si tenías
un problema. Aunque teníamos nuestras diferencias, fue una suerte
conocerlo, descubrirlo. Aprendería de él a hacer mis explicaciones
de falla.
Mientras estás formándote un criterio
necesitas hablar y sobre todo escuchar, leer, reflexionar, vivir. Yo había dejado la escuela pronto, con
13 años, algo que no le aconsejaría a nadie, pues con una buena
preparación el camino hubiese sido menos penoso, más liviano,
alegre, más autónomo, más consciente, más fructífero y más
libre.
Plantada la falla de los tulipanes,
entré a trabajar en la empresa de porcelana Lladró. Me lo
propusieron y acepté. La falla había dado que hablar, fue creo el
penúltimo premio, el sexto. No es que a mi me importasen, pero como
es obvio en estos casos ... Sin embargo la falla fue de las más
comentadas durante muchos años.
En la empresa de porcelanas entre como
escultor y terminé diseñando. Aquí no había prisa. Tenía una
instalación individual. Yo nunca me había sentado a dibujar, yo era
perezoso para el dibujo, casi siempre he ido directo. Unas simples
rayas y vale. Pero aquí tenia que concretar. Los diseños, eran para
que otros los realizasen. Así aprendí a definir más los dibujos y
también a dirigir los diseños. Esto me daría seguridad, además
comencé a darle más importancia al dibujo,a la forma.
Conocí a dos personas para mi
importantes con los que podía compartir ideas, Julio Fernández Sáez
y Jordi Ballester. Esto me hizo la estancia más llevadera. Dos
caracteres diferentes muy cultos. Si Julio era tranquilo y
observador, Jordi, era un gran conversador, inquieto, explosivo, Dos
amantes del Arte, tuve suerte. Las personas que a veces necesitas
aparecen en los lugares que menos esperas. Los dos me ofrecieron su
amistad, incluso Jorge me ofreció su estudio. Comentándole un día
que yo carecía de “cultura,” su respuesta fue que yo de lo que
carecía era de “información”. Si mal no recuerdo creo que
estuvimos juntos dos años. Luego cada uno volvió al lugar de
procedencia.
Seis años en la empresa no
consiguieron apartarme de las fallas. Renuncié a los beneficios y
seguridad de la empresa, para volver a la precariedad e inseguridad,
que según algunos -que se fueron para no volver, pero volvieron a
ellas- tienen las fallas. A mí al menos me seguían atrayendo.
Esa virtud que tiene la falla el
comentario que antes hice, es un poco la causante de esa embriaguez
por ellas.
Ana y yo comenzamos una nueva etapa y
como eremitas en pareja (según expresión de Nietzsche) solitarios
en un desierto, continuamos con la renovación estética.
UTOPIA JA. Un mundo de ventanas
abiertas 1984 todavía en la empresa. Esta idea reclamaba otro mundo.
Pero fue con EVOLUCIÓ I REVOLUCIÓ 1987 cuando comenzamos a
experimentar con la forma y el color.
Aunque pasarían unos años aquí ya se
vislumbraba la DECONSTRUCCION, (Deconstrucción, termino utilizado
por Jacques Derrida) de lo aprendido, el camino al vacio como alguien
lo llamo más tarde, pero para esto faltarían todavía varios años.
Este era un camino sin final. Una aventura llena de sorpresas.
A estas propuestas siguieron otras
como: ROSA, PERO NO TANTO, LABERINTO, ENCUENTROS CON EL ARTE
(infantil), LA PUBLICIDAD, LA ESTÉTICA, PENA DE MUERTE (una falla
que amnistía internacional recomendó ver), HOMO SAPIENS SAPIENS, EL NIÑO, EL ARBOL, EL LIBRO
(infantil), I LA GENT PASSA. Estas propuestas estéticas se
polemizaban. Lo que era para mi actual, a otros les olía a futuro,
para dentro de veinte años decían. Pero ya se sabe arcaisme i
tradició contra innovación.
Con estas estéticas no conseguía
muchas fallas. Las que conseguía era porque otros las dejaban o por
descuido de alguna comisión rezagada que no encontraba artista.
En 1994 volví a la sección llamada
especial por estas circunstancias. El artista del año anterior no
quiso repetir, posiblemente no encontraban un artista para sus
expectativas. Yo siempre he estado bien considerado pero... como
artista clásico, siempre menos como artista innovador. Bueno menos
no, lo que no se quiere es la innovación. Así que me dieron una
oportunidad que yo aprovecharía.
Con esta comisión hice una propuesta
arriesgada, para lo que son estas fallas. Proyecté una figura
central con los brazos en cruz. Un ilusionista de trece metros y
medio de altura sobre una plataforma circular. La figura en medio del
escenario con la menor distracción posible en su entorno. Yo suelo
medir el riesgo de otra manera; sobriedad cuando hace falta. Valoro
la forma, el espacio, el vacío.
Esta era una falla clara, quiero decir
que se podía ver. Que no se tapaban unas cosas a otras, como se
suele hacer para no ver, no suelo esconder nada. Valoro el trabajo,
aquí se podía apreciar la forma completa así parecía mas alta. Mi
vacio no carece de sentido, el entorno también cuenta. Setenta
figuras con su correspondiente detalle, escenografía al fondo de
cada escena, un acabado perfecto, tradicional. Una distribución,
diría clásica. Una reproducción de un coche Ferrari a tamaño
real. Todos los ingredientes del humor fallero. Título ILUSIONES QUE
NO LES FALTEN (o Trampas del Capitalismo ) las trampas de una
sociedad de consumo.
La falla como falla no gustó al
jurado. Según su opinión demasiado seria, demasiado tranquila,
demasiado orden para una falla. Fue 5º premio. A la comisión le
pareció vacía, no repetiría. Mi amigo José Soriano, me resolvió
algunas escenas clásicas pero espectaculares. Esto no es falla, en
palabras del jurado, alguno académico. Gente como se suele decir con
prestigio, con gusto. ¿Entonces las fallas tienen que ser cómo?
¿Sólo reproducciones cómicas destartaladas? ¿Populares? ¿Qué es
es lo popular? ¿Sólo divertimento? Lo popular son más cosas, es
aquello de lo que se participa y se disfruta en la vía pública, a
veces en común y también por qué no, en solitario. En resumen
también puede ser aquello que despierte el interés por lo profano.
Creo que sobran prejuicios y complejos y falta criterio,
individualidad.
Dejo ahora la construcción de fallas,
pero sin salir del taller, porque quiero hablar de la amistad, de lo
beneficiosa que puede ser una buena amistad. Yo tengo pocos amigos.
Diría que sólo esta persona, pero mentiría. Lo que pasa es que con
esta persona no tengo dificultades para hablar y eso hace que la
amistad fluya. Lo de tener pocos amigos quizá es culpa mía, como ya
he dicho soy individualista. Uno de esos solidarios independientes.
Además hablo y actuo de una manera que
confunde y algunos no están dispuestos a soportarme. Intento ser
coherente y nada melindre. Me gusta discutir y aclarar las cosas,
como si fuese un trabajo, hasta el final. Si no qué sentido tiene el
hablar. Intento de esta manera desmantelar mis prejuicios.
Mi amigo se llama Emilio Vázquez. Es
pintor, siente el color, mejor dicho necesita el color para expresar,
ama su trabajo, pinta cuadros. También ama el dibujo, le gusta el
arte. A diferencia mía cultiva la amistad. Aprecia a las personas
con inquietudes. Es una de esas pocas personas que tienen la Gracia.
Lo conocí en el taller de Vicente Almela. Recuerdo que estaba
pintando sobre una pequeña tabla y al óleo un apunte del taller.
Esto ocurría por el año 1988, el año que dejaba la empresa de porcelanas. A partir de ese
día que coincidimos me hizo unas visitas al taller y nos fuimos
conociendo. Coincidíamos en muchas cosas y en las que no, quizá por
ignorancia, o prejuicio, con el tiempo las superamos. Había voluntad
de amistad. Aquí hay amistad porque hay sinceridad, no se escondía
nada de lo que se podía hablar, incluso de lo que no se suele hablar
hablábamos. De esta manera nos conocimos. Discutíamos las cosas y
no dejábamos nada para el rencor, sabíamos como pensábamos, de
esta manera luego no había sorpresa. Somos claros por que nos
respetamos y nos respetamos porque hay claridad en nosotros y creo
más en nuestro trabajo y comportamiento que al fin y al cabo es lo
que generó esta amistad.
Un día apareció con los utensilios
que se requerían para poder pintar desde la puerta del taller una
vista de la huerta de Benicalap con Burjasot al fondo. Una
horizontalidad con una enorme nave industrial en su lado izquierdo,
como amenazando esa línea; línea totalmente en calma. Esa
horizontalidad estaba llena de vibraciones de color tan presentes en
su cuadro que casi olvidabas la metálica industria. La
horizontalidad hoy no existe, sólo queda el cuadro de Emilio. Es el
precio que pagamos.
Primero hizo un dibujo a lápiz, luego
el óleo más o menos 170 x 60 cm. era grande. Emilio es todo calma,
concentración; cueste lo que cueste. Nada de improvisación. Lo
tenía visto desde hacía un tiempo. Vi cómo el cuadro iba
adquiriendo, lenta y minuciosamente una semejanza con el paisaje,
pero con algo particular.
Era una pintura diferente. Día a día
insistía y, con veladuras de óleo, iba atrapando para su cuadro
todo aquello que delante de sus ojos y creo que en su mente aparecía.
Era curioso ver a los que por allí
pasaban -a la hora de almorzar-, se paraban miraban y continuaban su
camino ¿Qué era esto en un lugar donde todo se hace con prisas y
corriendo ?
Al verlo pintar nadie mejor que él me
hizo pensar y recordar esa manera de disfrutar que se va perdiendo en
la brutalidad de este trabajo, (no se si lo he comentado antes pero
este hacer te absorbe, pues hay un tiempo límite y esto para el
autor exigente es nefasto). Recordé que la exigencia forma parte de
la actividad creativa, que el seguir insistiendo por lograr una cosa,
que romper una forma y empezar de nuevo no es vanidad, esto es lo más
normal en una persona inconformista.
Encontrar una persona con la que
compartir un pensar creativo, es una suerte. El contar esto es porque
son las cosas que nos ayudan a mantenernos en el camino. Emilio ponía
y sigue poniendo gran interés en comunicarnos todo lo que descubre,
todo aquello en lo que la creatividad se manifiesta, cine, poesía,
literatura, en fin, arte.
Por este tiempo, pinto un óleo de mi
taller. Un espacio vacío, con una luz natural que le motivó y le
invitó a pintarlo. Un óleo de 105 x 87 cm. Me regalo el dibujo del
mismo tamaño. Al poco tiempo me hizo un retrato al óleo 195 x 104
cm. Yo sentado y unos proyectos sobre la mesa de trabajo. Una cabeza
ya realizada y el proyecto de una pirámide que yo presentaría años
más tarde para la falla de la plaza del Ayuntamiento de Valencia
exactamente en el año 1997. Me regaló el cuadro.
Hizo dibujos de mis hijos pequeños y
varios apuntes rápidos de mi persona trabajando. Grabó en vídeo
varias horas de algunos trabajos míos en arcilla que ya no existen y
algunas fallas en el taller y en la calle. No estaba yo educado para
guardar y él se daría cuenta.
Como dice mi amigo Rafa Ferrando sin
ánimo de ofenderme, puesto que el se define "ecologista"
soy algo silvestre.
16 Julio 2012. Algo de biografía y
radiografía 3.
En 1992 el Gremio de Artistas Falleros
crea el premio a la Creatividad para incentivar el desarrollo
artístico, de aquellos que tenían inquietudes. Incluso estuvo
dotado económicamente. Pero pronto desapareció, se esfumó tal
premio ¿Por qué desapareció un premio que ayudaría a elevar el
criterio artístico entre los agremiados y así salir poco a poco de
la repetición sistemática en la que estábamos envueltos? ¿Qué
intereses había para que continuásemos aferrados a una estética
que paralizaba cualquier intento de innovar o renovar el lenguaje de
las fallas? La verdad, no lo sé, sólo puedo hacer mis conjeturas.
Lo cierto es que, a partir de esta fecha, los que apostamos por un
cambio o renovación estética, otra vez nos vimos silenciados, al
desaparecer el único reconocimiento que, se supone protegía al
autor creativo de la homogénea estética, por parte de la entidad,
que debía velar por los intereses de TODOS los agremiados que pagan
sus cuotas. ¿Se creyó en tal propuesta? Yo pienso que no.
Es bien sabido que se imparten unas
clases donde creo se enseña una formación profesional o el oficio
de hacer fallas, esto me parece bien. Unos conocimientos básicos son
necesarios para comenzar cualquier cosa ¿pero se les ha dicho que
cuando tengan su titulación no podrán realizar ideas más
comprometidas en este oficio, por ejemplo en arte, Arte Moderno, de
VANGUARDIA, porque algunos piensan que este no es su lugar? ¿Se les
va a decir que hay limitaciones estéticas? ¿Que si evolucionas
MUCHO estás perdido, porque parece ser, que el ARTE no debe de ser
popular?
Hay mucha gente que suele opinar por
los demás y además a veces con sus opiniones subestiman la
capacidad de las personas. Esta claro que todos no entendemos muchas
cosas a la primera, A mí me toca hacer un gran esfuerzo. Primero me
quité el prejuicio de que en las fallas no cabía el arte. Después
me introduje en él a través de un pequeño inicio para quitarme los
miedos, el complejo. Descubría que cuanto más veía, menos miedo le
tenía. Tener menos miedo no es quitarle valor, es conocerlo y
respetarlo.
Yo creo que los que subestiman a la
gente esconden su propia incapacidad. No nacemos sabiendo.
Cuando yo me inicié como aprendiz, y
más tarde como autor, nadie dijo qué estética debía seguir, nadie
me dijo, "no pienses y repite lo aprendido". Solo te vas
enterando de esto más tarde, cuando tropiezas con el anatema, EL
MURO, ese sutil muro de la TRADICIÓN donde nadie puede en concreto
afirmar nada y menos cuando interviene la creatividad.
Las escuelas no están para limitar -o
al menos no deberían-, están para enseñar a caminar, a dar los
pasos. Eso es lo que yo iba reflexionando cuando realizaba mi
trabajo.
Pienso que se deberían tener claro
dos conceptos: el de artesano y el de artista, el uno sin el otro
pueden frustrar muchas ideas y generar un problema: la DECADENCIA.
Entiendo que la actividad del
realizador artesano que hace fallas y sigue la tradición es repetir
una estética cultural manida, estandarizada, de acuerdo con un
propósito, gustar.
La actividad del realizador, o autor
creativo que también hace fallas, es otra; prefiere el riesgo, solo
le interesa crear, crear una forma singular cuya intención será
despertar interés.
Estas dos maneras de concebir la falla
divide lo que necesariamente debería solo mantener una prudente
distancia, como la que mantienen los erizos en invierno para no
pincharse y no pasar frio (segun la fábula de Schopenhauer). La
identidad de estos dos conceptos no es tan ambigua como se puede ver,
lo han reconocido algunos agentes de la fiesta al decir que algunas
estructuras efímeras que se plantan son ARTE.
Esto yo lo considero un paso. Ahora
solo falta que se reconozca que el arte es un VALOR, un bien
necesario, aunque no sepamos para qué. Quizá se diga, esto no
pertenece aquí, al mundo de las fallas, porque seria una necedad, yo
descubría el ARTE trabajando en ellas, al sumergirme en ellas.
El secreto para descubrirlo: “hacer
poesía del trabajo” ( Eugeni d'Ors.)
Otro premio, que se instituyó en la
década de 1990 por iniciativa de Jose Vicente Bergón, y desde el
Ayuntamiento de Valencia, fue el Premio Falla EXPERIMENTAL, premio
que hoy por hoy es el único reconocimiento oficial que existe. Esta
persona vio el futuro, acertó. No soy partidario de los premios,
hoy, reconozco que lo hizo bien. Otra cosa son las manipulaciones que
puedan producirse en la concesión del premio, pero ahí entra la
ética de las personas.
Pienso, puesto que existen tantas
reticencias hacia el arte Moderno, que anular también este premio
sería un error. Sin creación no hay avance.
Estas cosas me han hecho reflexionar
sobre este trabajo. ¿Se busca un artista, un empresario o un
artesano? He hablado arriba de dos conceptos y he expresado mi
opinión. El de empresario no me interesa. Quizá sea yo un
romántico. Prefiero al autor. Aunque gracias a los empresarios
algunos guionistas ven realizadas sus ideas. De todos es sabido lo de
Soriano / Luna. Menos me gustan los
artistas de la "Molicie".
Esto obliga a replantearse lo de los
premios, pues los conceptos son bien distintos y todos pugnan por su
derecho a hacer falla, artistas y comisiones. Unas ideas parecen
teatrales. Otras ideas buscan la espectacularidad. Hay quien sólo
piensa en la valla para salir de apuros. Otros piensan en subsistir
dentro de la fiesta modestamente. Unos, los artistas, aportando
nuevos conceptos y otros siguiendo los preceptos de una buena
crítica, son la misma comisión ¿Habrá que plantearse dar más
premios, crear más premios? En mi opinión; los nuevos conceptos
también son críticos e ingeniosos y algunos hasta tienen "su"
gracia, pero para descubrirla hay que romper el molde.
Confiar en mi trabajo ya no valía.
Había que salir a venderlo. Mi oferta estaba tan distanciada del
contexto, que renunciaba a la fórmula del concurso de bocetos. Una
vez lo intenté pero sin boceto. Me lo propuso la comisión, una de
esas grandes que se dicen especiales. Como yo tenía fama de "raro"
acepte la invitación. Esto ocurría por la tarde. A las 11 de la
noche vinieron a mi casa, querían saber un poco más de mi
propuesta, fuimos al taller (la explico). Sería la 1 de la madrugada
cuando suena el telefono y una voz dice"has perdut per un
vot".Me hizo extraño la respuesta,"has perdut per un vot"
hubiese preferido el "HEM PERDUT PER UN VOT", ho sentim. Me
sentí utilizado.
Yo nunca pierdo, porque nunca apuesto,
suelo ganar en experiencia. No eran tan progres como se pensaba. Se perdió la oportunidad de
cambiar la estética o de tener una falla diferente.
En 1995 quedé fuera del juego. La fama
que me habían colgado bastaba para expulsar cualquier intento de
acercamiento por parte de alguna comisión. Un día se acercó al
taller un "valiente" que preguntaba por mí, no haciendo
caso a una peculiar advertencia que le hizo un agremiado; "si
entres en eixe taller prepara un sac de bitllets", este es solo
uno de tantos anatemas. Estando ya fuera del Gremio, han ocurrido
otros pero estos me los reservo.
31 de Julio de 2012. Biografía y
radiografía 4.
Tengo una particular visión de las
cosas. El creador no tiene ideología, propone libremente. También pienso que el que paga manda a
medias, y en algunas cosas no manda nada, solo elige.
Pensar así y ser coherente, nos costó
la primera hipoteca sobre el taller. Era cuestión de un año. Si
pasado un año no firmaba una falla, tendría que plantearme el
dejarlas. La cosa se estaba poniendo difícil. Hacer para otros lo
que no haría para mí también era una incoherencia. Cuando muerdes
de la manzana, imposible volver hacia atrás. Cuando se vive o se
intuye que lo imposible puede hacerse posible a través del lenguaje,
ese es el camino.
Pasado el año tuve suerte, alguien se
acordó de mí, así que me puse a trabajar. Era una falla modesta
una sección primera con presupuesto bajo. Trabajo con lo que me
ofrecen y nunca exijo nada. Esto me permite una libertad de acción que
otros no tienen y el cliente lo sabe. Nunca he sido muy bien
remunerado, pero era lo suficiente para contar mis historias. No es
una queja pero hay que aclararlo,
lo del "sac de bitllets" fue
una falacia.
Como digo fue una suerte encontrarme
con esta comisión. Gente sencilla, muy conservadora. Siete años. Todo un récord para ser tan
opuestos, pero hablando se entiende la gente. Nunca les prometí un premio, sí un buen trabajo y salir
del anonimato, de la monotonía de los premios y pasarse a la
innovación cosa que nunca entendieron.
Cuando digo innovación pienso en Modernidad.
Si querían un primer premio, les
señalaba al artista adecuado, el "mejor" para ello, sólo
pedía que me lo comunicasen con tiempo.
Con poco presupuesto tenían mucho. Con
esta comisión me volví hasta más social, tenía que cuidar al cliente, había interés por ambas
partes. Enrique Benedito me renovaría el contrato año tras año y
eso que mi estilo no era de su agrado, incluso me ilusionaron con
hacer la falla del 15o aniversario. Tenía proyectos en marcha.
Posiblemente presionado o mal aconsejado no pudo aguantar más. No
fue un final feliz pero... Fueron siete fallas donde me esforcé
intentando agradar sin perjuicio artístico ni ético. Siete años
exponiendo y denunciando, proponiendo alternativas estéticas y
éticas a una "Asociación Cultural" que lo olvidó todo y
volvió a la MOLICIE de lo feo, el gusto alienante, lo contrario de
la belleza.
Nosotros pusimos la mesa llena de
frutos prohibidos, olvidados. Una mesa bien servida. Completa, llena
de regalos ("para todos y para nadie" Nietzsche), el resto
lo pondría la gente, el ojo crítico de la gente. MARKETING.-AMOR.-
ELEGIA 1.- ELEGIA 2.- PROPUESTA PARA LA ARMONÍA. - DITIRAMBO. - COMO
AGUA LIBRE. y RODOLANT LA ROCA. (Mito de Sisífo). Esta última en
otra demarcación.
ANA mi compañera, de la que no he
hablado mucho, estuvo siempre silenciosa participando de esa virtud
que tiene la falla. En ellas desarrolló su intuición por el color.
Para el color, ella. Y para darme ánimo también. Sus grises, sus
ocres, sus azules, sus rojos... su pulcritud, su constancia, su
paciencia. Un todoterreno con muy pocos limites. Participaba
físicamente e intelectualmente en todos los huertos que aquí se
pueden cultivar. Hacía suyo el trabajo, tanto, que yo dudaba de mí
mismo.
En estas últimas fallas ya no se
hacían muchas concesiones a la tradición figurativa. Había humor
pero no burla. Las formas simples primarias iban ocupando el terreno
de la figuración. Más que una crítica había autocrítica y
reflexiones; pasos que ANA y yo íbamos dando.
Mejor exponer que criticar, esta sería
la clave. La única manera que encontré para soportar este trabajo
dignamente. Exponer y que cada uno vea, piense y goce.
Des-alienación e individualidad,
frente a homogeneidad, ese es el lema, mi discurso preferido. Mis fallas quizás hablen de utopía y
libertad, pero también de compromiso y responsabilidad.
Con estas ideas tan abstractas de mis
últimas fallas el poeta clásico se negó a colaborar y eludió el
compromiso. A mi no me preocupó, pues yo se lo
estaba poniendo difícil así que hasta me alegré. El llibret es
importante, es lo que nos queda de la falla. Es un manifiesto del
artista en verso, realizado por un poeta. Solo conservo los dos
últimos llibrets de mis fallas años 2001 y 2002 realizados por Remei Miralles y Josep
Lluis Sirera. Estos llibrets los puedo enseñar sin pudor. Los conocí a pie de falla el año de
las Meninas y desde entonces no faltaron a la cita con la falla. Fue
también una suerte conocerlos como poetas...
Un curso en la Escuela de Artes
Aplicadas y Oficios Artísticos entre 1963 / 1964 es todo cuanto me
pude permitir. Nuestro taller lo convertimos en la ESCUELA de
experimentación o de ensayos, aquí recuperamos los conocimientos que
la dictadura nos negó. Este trabajo nos proporcionaría algunas
herramientas, el resto había que salir a buscarlo.
Antes que en las fallas trabajé en una
sastrería, una fundición de hierro colado y una fábrica de
manufacturas en plásticos. Entre telas y patrones de sastre, moldes
de arena y hierro fundido y plásticos pasé sobre cuatro meses,
quería trabajar y no encontraba el lugar. Luego vendrían las...
Cuando dejé las fallas solo seis
amigos me manifestaron su descontento, personalmente y al mismo
tiempo su apoyo. Emilio, Rafa Ferrando y María José, Remei y Josep
Lluis Sirera. También Esteban. El resto nadie se atrevió a
comentar. Demasiado radical para ellos.
Con Rafa tenía amistad desde hacia
varios años. En 1988 entró al taller, iba con su inseparable
compañera. Yo tan rudo y ellos tan educados, nada melindres sino
sutiles, lo digo como elogio. Rafa es otro guerrero, el
"poeta de las explosiones" puro sentir, siempre buscando en
el interior.
Místico, amante de la "naturaleza
de las cosas", de la textura y su misterio. A Rafa Ferrando y a
Emilio Vázquez los conocí el mismo año. Dos amigos con razones
diferentes. SI uno es la lucidez, la claridad, lo irracional
consciente, el otro es misterio y romanticismo, tan envolvente, tan
necesario, que se hacia atractivo. (Este comentario no deja de ser
subjetivo y no se si estarían de acuerdo con él mis dos amigos).
Dos maneras de entender el arte creo
válidas, pero mi inclinación por la reflexión es manifiesto. Mi
comienzo es pasional, espontáneo, pero necesito y me sitúo más
buscando un orden.
A nuestros hijos los implicaríamos
también, así que participaron de este dulce pastel que es el arte
de construir fallas. Más preparados que nosotros, nos ayudaban a
corregir y a traducir escritos.
Mi hija ANNA se iniciaría en este
hacer con una falla infantil cuyo tema giraba en torno al agua. Muy
activa siempre, participó en el modelado del Dionisos para la falla
DITIRAMBO, esta sería su primera figura grande.
7 de Agosto del 2012. Algo de Biografía
y Radiografía 5.
Algo de una infancia.
Cuando niño a parte de las correrías
propias de esa edad como pequeñas guerras y otros entretenimientos
menos belicosos que se acercan a la pillería, tenía mi otro mundo,
el mundo de la plástica donde yo me refugiaba. Pronto comencé a
dibujar con barras de tiza y a llenar de dibujos copiados del cómic
las aceras grises y asfaltadas del barrio donde yo vivía,
exactamente la acera de la iglesia era mi pizarra, la más ancha
entonces. Unas pequeñas placas de cera “roja” que me
proporcionaba mi hermano Pepe del taller de dentista, hicieron
posible mis primeras figuras.
De vivir en el centro de la ciudad pasé
a vivir en la periferia, en Tránsitos, final de la calle Sagunto a mano derecha y rodeados de huerta.
Todo quedaba más lejano. Junto a mi casa había una chatarrería y
al lado de esta una pista de baile, con el techo de uralita y la
música en vivo, "El Tostadero" aquello era un horno. Un
poco más alejada la que decían "Casa de los Gitanos", una
casa rectangular de esas que tienen un patio central con galerías y
muchas puertas. A veces había una concentración de gitanos de todas
partes con sus "roulottes" y coches con matrícula
extranjera. Quien sabe, un entierro, una boda o un nacimiento. Era
como una gran acampada.
Con nuevos amigos compartiría juventud
y lo que en aquellos días “privaba”, ir a bailar. Mis amigos
eran unos magníficos bailarines que yo envidiaba. Un arte que se
debería enseñar. A veces aún evoco recuerdos y los imagino
danzando en la pista. Uno de estos amigos, Andrés Girona, estaría
vinculado al mundo de las fallas. Pasado un tiempo compartiríamos
una actitud de izquierda.
Teníamos inquietud pero nada donde
cogernos. Yo iba a solas a ver unas extrañísimas películas que no
lograba entender y menos explicar. Ponía interés pero no avanzaba
nada, aunque no las olvidaría nunca. Una de ellas, El PROCESO.
Recuerdo que era en el cine LYS, salí del cine creo que "roto".
"La verdadera ignorancia no es la
ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusarse a adquirirlos"
(Karl Pooper). Es verdad que desperté un poco tarde y parte de mi
ignorancia se debe a que -perdido y cansado- a veces he rehusado el
conocer, pero, no se puede ser contemplativo e indiferente en una
sociedad con problemas. Me niego a ser parado por los demás. Hay que
hacer todo lo posible para no desfallecer, ni siquiera acercarse a
ello.
La engañosa MOLICIE nos aleja de la
verdad que es el Arte. Tan solo gustar no es importante, tiene que
haber algo más.
Ese algo más, en mi caso era INTENCIÓN
de mejorar y hacer. Uno se nutre de los demás. Sólo hay que hacer
una buena lectura y escoger de entre lo malo y lo bueno y eso se
descubre en el tajo.
He leído un poco de todo. Unos autores
te llevan a otros si estás abierto. Uno de mis primeros libros, la Ilíada. Uno de los
últimos, La Montaña Mágica. Un libro que me acercó a los
clásicos, los Ensayos de Montaigne. Un pensador que me allanó
el camino E.M.CIORAN. Lo descubrí escuchando la radio en el taller,
una entrevista, creo, de Goma-Espuma a Fernando Sabater, no tardé
nada en comprar algunos libros, lo último de este pensador hará
tres años, Historia y Utopía.
Sería en un futuro uno
de mis preferidos.
Ahora estoy -nunca es tarde- con las
mujeres. Todo un mundo silenciado y desconocido para la mayoría de
los mortales. Desde la poetisa Safo de Mitilene (hace 2.650 años
aproximadamente) hasta hoy día. Mujeres Poetas, Pensadoras, Filósofas,
Escritoras, Pintoras, Escultoras, Bailarinas, Danzarinas,
Científicas. Mujeres Revolucionarias comprometidas... Mujeres que
mujereando como dice Deleuze viven conquistando sus derechos.
¿Qué me gustaría para las fallas? el
ARTE. Que cada uno encuentre sus posibilidades de hacer, que nadie
imponga un estilo. Que la evolución de las fallas sea más
democrática. No podemos regirnos por grupos de presión como en la
historia del arte. Se han hecho buenas fallas, pero ahora somos más
libres. Que nadie obstruya el camino de la creatividad.
¿Qué NO me gusta de las fallas? Que
alguien las utilice para hacer liderazgo. Que el premio, sea su único
motivo o razón a perseguir. Que la comisión no sepa encajar la
frustración de no obtener el premio esperado. El premio debería
ser una mezquindad para una comisión con madurez. Que no haya
respeto hacia el artista y que el cabreo por un premio no puede ni
debe de ser una ruptura traumática. Esto último lo he vivido muchas
veces y lo he visto no hace mucho.
Agobiado por las cosas que importunan y
que no merece contar me retiré un poco "cabreado" no
decepcionado de este poético hacer -siempre he sabido donde estaba-
sobre la mesa quedaron algunos proyectos y otros que seguía
pensando.
Dos noticias anunciaron mi salida de
las fallas. Dos interpretaciones. Demasiado rápidas. Sí con algunas
verdades, pero había algo más. Nunca dije "no me siento
valorado" eso es una mala interpretación, un invento. Y
tampoco...bueno no vale la pena, eso ya se a visto. Con esta decisión recuperamos algo de
tranquilidad, pero no dejamos de hacer. Ese supuesto vacío no está
tan vacío.
Los amigos que nos proporcionó este
trabajo todavía lo son. Jose, un amigo que hice a pie de falla
amante de los libros y del cine no cesa de bombardearnos con
literatura. Me despertaría el interés por ella. Conozco escritores
impensables, buena literatura, Se lo presenté a mi amigo Emilio,
ahora son amigos. La verdad hemos tenido suerte. Se regala, se da, lo
que se es.
Con Emilio fui al Museo del Prado a ver
al pintor holandés VERMEER. Lo recuerdo bien, fue así "hem
d'anar a Madrid, tants quadres d'aquest pintor junts no els vorem
mai" y nos fuimos. Una vez allí me llevó a ver cuadros de
Velázquez, El Bosco, Tiziano, un Rafael, algo de Goya. Después
vimos el GUERNICA. Nos volvimos el mismo día.
Me alegra hoy dia ver que existe un
relevo -PROJECTE ENCËS- mucho más preparado y no tanto prejuicio,
que sigue la "tradición" de la MODERNIDAD y también la
TRADICIÓN critica, la falla de "ARRANCAPINS" es un
ejemplo a seguir. Sólo espero que la prensa madure, se actualice,
sea responsable y valiente.
El RECTANGULO HORIZONTAL ROJO,
realizado en 2008, muestra mi actitud. Una actitud abierta. Esta
puede que no sea mi última cuña...
He rehuido toda manipulación
partidista y nunca he pactado con las ideas, si alguna vez lo he
hecho he salido rápido. De esta manera, lejos de esos cantos de
sirena -que alejan de lo poético-Ana y yo disfrutamos de una
libertad en coherencia.
Para esta manera de vivir la vida, de
hacer fallas, tratamos de no banalizar lo que verdaderamente conviene
al desarrollo de nuestros afectos.
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Una biografía resumida de mi perfil como autor de obra pública efímera (fallas)
Después de trece años de taller en taller trabajar para otros no tenía sentido. En 1970 me inicié como autor de plástica efímera (fallas). En 2002 me retiré por falta de contratación. Seis años más tarde diseño la idea plástica de la instalación efímera que la comisión de falla Mossén Sorell-Corona planta en su demarcación en 2008; última obra pública en la que intervengo.
Una obra cuyo título era: concepto, percepto y afecto en Rectángulo Horizontal Rojo.
En enero de 2011 participo como invitado en la exposición colectiva 10+1 que "projecte encés" realizó en el círculo de Bellas Artes de València, y que tenía como móvil la divulgación de otras estéticas y éticas posibles en las fallas.
De mi obra queda poco, pero iré mostrando en el blog trabajos que puedan despertar interés por las fallas, eso que hay detrás de toda obra. Un mundo lleno de ilusiones, de ideas, de pensamientos, de sentimientos, que muy poca gente puede imaginar al ver una obra expuesta y a veces no terminada.
" Gustar es importante; pero gustar, provocar y despertar interés lo es mucho más "
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Manifiesto para hacer una falla
(construcciones para el fuego)
No estando sujeto a ningún canon tradicional impuesto por el gusto de un periodo preciosista y decadente que obliga al autor-artista a limitar su intención creativa, reclamo para las fallas las intenciones o planteamientos del arte. Para ello propongo cinco puntos que creo son esenciales para la construcción de estas.
- Que una falla es una construcción en madera o cartón y también otros materiales si así lo requiere la obra.
- Que la temática tiene que estar libre de arcaísmos y tradiciones.
- Que el propósito de la construcción no debe limitarse a reproducir o copiar, sino a crear, provocar placer, alegría y diversión a los sentidos mediante la crítica o la exposición estética y ética del proyecto en la vía pública.
- Que libres de la tradición estética y libres de formato alguno, la tradición consista solo en plantar falla (construcción para quemar en la vía publica).
- Solo así en libertad, el autor-artista moldeará su idea, su concepto, su sensibilidad o sentimiento en una construcción artesana. Construcción que a veces una vez desarrollada logra el calificativo de arte... público efímero.
Alfredo Ruiz
Manifest per a fer una falla
(construccions per al foc)
No estant subjecte a cap canon tradicional imposat pel gust d’un període
preciosista i decadent que obliga a l’autor-artista a limitar la seua
intenció creativa, reclame per a les falles les intencions i
plantejaments de l’art. Per eixe motiu propose cinc punts que crec que
són essencials per a la construcció d’aquestes.
- Que una falla és una construcció en fusta o cartró i també altres materials si així ho requerix l’obra.
- Que la temàtica ha d’estar lliure d’arcaismes i tradicions.
- Que el propòsit de la construcció no deu limitar-se a reproduir o copiar, sinó a crear, provocar plaer, alegria i diversió als sentits per mitjà de la crítica o l’exposició estètica i ètica del projecte en la via pública.
- Que lliures de la tradició estètica i lliures de cap format, la tradició consistisca només en plantar falla (construcció per a cremar en la via pública).
- Només així en llibertat, l’autor-artista li donarà forma a la seua idea, el seu concepte, la seua sensibilitat o sentiment en una construcció artesana. Construcció que de vegades, una volta desenvolupada, aconseguix el qualificatiu d’ art...públic efímer.
Finalitze
aquest manifest amb una frase que un dia vaig descobrir, “La poesia és
indispensable però m’agradaria saber per a què”. Aquesta encisadora
paradoxa és de Jean Cocteau i està treta del llibre La necessitat de l’art l’autor del qual és Ernst Fischer.
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